Entrevista a Yusho Sasaki, monja zen y responsable del Zen Soto en Europa

yusho-sasaki-conferencia-1Entrevista a Yusho Sasaki, monja zen y responsable de la oficina Europea del Zen Soto, con motivo de su visita al Centro Zen de Barcelona.

A modo de presentación, utilizaremos las propias palabras de Yusho Sasaki ante la sangha del Centro Zen:

“Buenos días a todos. Hoy daré una conferencia acerca del Dharma, pero como es la primera vez que visito esta sangha, antes de comenzar voy a hacer una pequeña introducción sobre mi persona. En primer lugar, mi nombre es Yusho Sasaki y estoy trabajando en la oficina Soto Zen en París desde enero pasado, ya trabajé en este lugar hace dieciocho años, así que es la segunda vez que trabajo en esta oficina, y la segunda vez que vivo en París. Una de las preguntas que más habitualmente me suelen hacer aquí en Europa versa sobre el punto de vista de la situación de la mujer en el Zen. Hay mucha gente que no ha conocido nunca a una monja japonesa y este hecho se debe a que no hay demasiadas monjas. Si tengo que explicarlo en números,  de los quince templos existentes en Japón donde residen unos treinta mil monjes, solo el 3% son monjas con una media de edad de setenta y dos años. Por lo que podríamos considerar a las monjas como una “especie en peligro de extinción”. Esta es la situación actual de las monjas, y este es un tema sobre el cual aquí en Europa me preguntan a menudo, y siempre doy la misma respuesta: yo no soy la típica monja. En Japón lo común es ordenarse entre los doce y los quince años, después ir a la universidad, después vivir un año como monjes y terminar trabajando en algún templo. Lo que hacen es trabajar, porque es bastante común que en Japón el hecho de ser monje se considere como una profesión. En mi caso fui ordenada en un periodo bastante tardío de mi vida, a los cincuenta años, trabajé fuera de Japón durante quince años y viví durante bastante tiempo en Londres, hasta mi ordenación. Por lo que he tenido una vida de familia y de trabajo hasta finalmente dedicarme por completo al Zen.

En Europa creo que no hay mucha diferencia entre un monje o una monja, y las personas laicas; esta es una de las razones por la que no me ordené hasta los cincuenta años. Pero la principal razón por la que decidí hacerme monja fue el conocer a mi maestra Shundo Aoyama Roshi, que es la directora de un Sodo de formación exclusiva de mujeres. Como sabéis, en el Sodo japonés los hombres y mujeres están separados, porque si se mezclan la enseñanza se puede volver complicada, por lo que normalmente están separados. Residí durante cinco años en este Sodo con mi maestra, que fue el motivo de mi deseo de ser monja y ser como ella. Aunque soy monja, las únicas cosas que encuentro diferentes en mi interior son los cambios y las prioridades, y la mayor prioridad ahora como monja es enseñar Budismo. Así que todo lo demás,  mi familia, mi trabajo, mi vida, se ha vuelto secundario. Esta es la única diferencia que encuentro en mi interior.”

Entrevista:

En primer lugar, quisiera agradecerle su visita a Barcelona. Nos gustaría hacerle unas breves preguntas para poder publicar la entrevista en la web del centro Zen de Barcelona y también en la web de Sakyadhita Spain, que tiene su sede en Barcelona. Los practicantes de budismo zen europeo tenemos presente que la raíz de esta práctica está en Japón (después de haber pasado por India y China), pero la cultura japonesa es muy diferente a la europea. Usted que está visitando diferentes centros europeos ¿observa si estas diferencias culturales se trasladan a la práctica del zen?

Creo personalmente que cualquier tipo de religión se mezcla con la del país donde llega. Cuando el budismo originariamente pasó de India a China y empezó a desarrollarse propiamente el budismo zen en China para posteriormente trasladarse a Japón, Japón importó el budismo zen chino pero también entraron aspectos de la cultura china. Lo mismo pasa actualmente en Europa, cuando importamos el budismo zen japonés, otros aspectos de la cultura japonesa llegan con él. Si miramos la ropa que ahora llevamos, el kimono que tenemos debajo es japonés, pero las amplias mangas del kolomo (kimono negro que llevan los monjes/as) tienen su origen en la vestimenta de los funcionarios oficiales chinos. Y el kesa (manto del monje/a) proviene de India y seguramente llevarás una camiseta debajo que será europea. Esto nos muestra que es muy difícil saber qué parte es cultura japonesa y qué parte no.

Una diferencia cultural podría ser a nivel de los rituales y ceremonias. Parece que Japón cuenta con una cultura más ritualista con la que en Europa estamos menos familiarizados y que a veces incluso provoca un cierto rechazo. ¿Cree que es correcta esta percepción?

Es correcta esta percepción. En Japón, donde se ha desarrollado el budismo zen en los últimos 1.000 años, encontramos por ejemplo al Maestro Dogen (siglo XIII) que recomendó practicar zazen (meditación sentada) a los granjeros, a los comerciantes, etc., pero como eran personas que trabajaban de las 4 de la mañana hasta las 10 de la noche, no podían hacer zazen. Por esto se desarrollaron los rituales. Hacer gassho o un signo de adoración sí era posible; lo hacían y después volvían al trabajo. Ahora que el zen ha llegado a Europa puedes escoger qué parte quieres enfatizar.

He leído también que en Japón sólo un 10% de los templos cuenta con sala de meditación. ¿Es correcto?

Algunos templos tienen y otros no. Deshimaru, cuando trajo el zen a Europa, se basó en zazen, en la meditación, y esto marca la diferencia en Europa.

Respecto a la organización de los templos. En Europa básicamente están formados por monjes/as y otros practicantes que trabajan, que tienen familia, es decir, personas laicas. ¿Podemos establecer similitudes con Japón?

La mayoría de estas personas no quieren hacerse monjes, quieren permanecer como laicos, van a los grupos de zazen o a una sesshin y combinan la vida familiar con la práctica.

En el zen europeo los monjes/as son laicos.

Exactamente. Yo por ejemplo no me ordené monja hasta los 50 años, aunque empecé a practicar zazen sobre los veinte años. Antes de  ordenarme tenía otras prioridades, trabajaba, etc., por lo que no sentía la necesidad de ordenarme. Entiendo la confusión que puede generar esto.

Como miembro de Sakhyadita Spain no puedo dejar de preguntarle cómo ve la situación de la mujer dentro del budismo zen. Es una pregunta que a veces mis compañeras del budismo tibetano me preguntan a mí, por lo que estoy encantada de poder hacerle la pregunta a Usted.

Dogen fue un maestro zen muy progresista que ya en el siglo XIII hablaba de la igualdad de género, pero decía que todas las personas que practicaban, mujeres u hombres, estaban influenciados por la cultura, y en la cultura japonesa el hombre está por encima de la mujer. Debemos entender que esto es una característica de la cultura japonesa no de las enseñanzas zen. Es una influencia cultural. Estos últimos cincuenta años ha cambiado ya que las mujeres pueden recibir el shiho (la transmisión) y pueden tener discípulos. Ahora podríamos decir que está bastante igualado, excepto en el aspecto cultural. Pero parece que está mejor que en el cristianismo, donde las mujeres no pueden ser sacerdotes ni celebrar misa. El soto zen es mucho más igualitario. Estuve en la conferencia de Sakyadhita en Tailandia y allí no existen monjas, las mujeres que había eran laicas y estaban allí por un interés cultural.

Desde Europa nos da la sensación de que el hecho de reclamar una equidad de género en las tradiciones espirituales se está llevando sobre todo por parte de mujeres occidentales. ¿Cree que en esta reivindicación hay alguna diferencia entre oriente y occidente?

Yo creo que está reivindicación es debida a que estamos en el siglo XXI; si estuviéramos quinientos años atrás, debemos entender que no se veía mal que el hombre estuviera por encima de la mujer. Una vez más es la cultura, no es el budismo. Debemos entender que debemos ser iguales como seres humanos, sin distinción entre hombre o mujer.

Sílvia Palau Pujols